Historia

Pruna, 18 de mayo de 2021.

Hace unos ocho años comenzamos en la andadura de este mundo tan fantástico como es el del vino y la viña (vitivinicultura más técnicamente dicho) en una viña Trebujenera. A manos de un buen amigo,  Jose Cabral,  que pone en mi mano unas tijeras y me ponen a cortar uva. Principios de septiembre era, un calor sofocante, pero entre risas y alguna que otra cervecita vamos llenando los capazos de uva. Las manos pringadas de aquel churrete pegajoso y la boca llena de un dulzor que ya nunca se me olvidaría…..Llegó la hora de pisar.

Juanmi Cabral, dueño de aquella finca  estaba al mando de la prensa. Empezamos a volcar los capazos en la prensa y se empieza a dar vueltas a tornillo sin fin cual dos mulas girando una noria. Empieza a caer aquel caldo que sentí en las manos pero esta vez salía como el agua de una fuente por la abertura en el fondo de la prensa. Juanmi cogió un jarrillo de lata y lo llenó de aquel caldo espeso y me dijo “prueba el mosto de la piquera niño”. Ese líquido lo íbamos vertiendo en unas botas sin otra cosa que haberle quemado antes la pajuela (trozo de azufre) para su desinfección. Me llevé aquella bota para mi casa y unos meses después empecé a probar aquel mosto, hecho ya vino y desde entonces no he podido parar de hacer vino.

A partir de aquí empieza mi formación,  un grado superior de vitivinicultura, cursos de cata, curso de vitivinicultura ecológica y lo más importante , las master class que te dan los viejos viticultores que vas conociendo en este camino, que gracias a muchos de ellos se hace autopista. Comenzamos la plantación en el 2016 en una pequeña parcela de origen familiar en la pequeña localidad  de Pruna. Entre olivos centenarios vamos colocando nuestras vides  que con mucho mimo y trabajo vamos echando  “parriba”. La viticultura ecológica implantada en unos terrenos donde solo hay olivos es  muy complicada solo por el mero hecho de que te encuentras sólo en las mil y una decisiones que se toman a la hora de implantar el viñedo (variedades, portainjertos, marco de plantación, orientación) , etc..

Nos decidimos por tres variedades, Petit verdot, Syrah y nuestra gran apuesta, la variedad autóctona Tintilla de Rota. Los suelos arcillosos nos complican aún más la viticultura teniendo muchas marras los primeros años. Pasan  tres años y nos viene la primera cosecha, aquí Patricia, mi mujer, entra en acción. Se pone manos a la obra tanto en el campo para vendimiar como en la bodega para elaborar el vino.  Con un master en vitivinicultura en climas cálidos vamos dándole a nuestro vino su propio carácter.